Resultado de la 36ª Jornada |
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Barcelona |
Real Madrid |
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2 | 2 |
Un clásico es un clásico más allá de cualquier circunstancia y ni Zidane salió con los suplentes ni los de Valverde a especular. Altísima presión azulgrana, que encerraba al Madrid en su campo. Un clásico es un clásico, con su intensidad, su necesidad, su instinto letal, su honor y su miedo. El de ayer empezó siendo un monólogo del Barça, con su presión agobiante y su paciencia en los ataques. El Madrid supo poco a poco reaccionar, ordenando su defensa y buscando sus contras, aunque le costaba encontrarlas. La consigna de teñir de amarillo las gradas fue escasamente seguida: algo hubo pero minoritario.
El primer gol lo hicieron entre Suárez y Sergi Roberto, con un par de asistencias de un mérito considerable y un remate demoledor del uruguayo cazador. Messi ayudó arrastrando a la defensa cuando sabía que no iba a intervenir en la jugada. El Barça estaba dictando una de sus lecciones de estilo y el Madrid, lejos de amilanarse, siguió jugando a lo que sabe y entre Cristiano, Kroos y Benzemá consiguieron el empate. Buena jugada del portugués y muy atento su remate, aunque se hizo daño en la acción, y pese que no había en juego nada más que el resultado del partido, y la amenaza de romperse y de no poder estar en Kiev, quiso probarse, porque su instinto competitivo es implacable.
Este chico es formidable. Se le podrán criticar, como a todos, algunos detalles, desde luego exagerados por los que hacen del resentimiento la única gasolina de sus vidas. Pero la entrega a su trabajo, su sentido del deber y el respeto con que trata a su afición, dándole siempre lo mejor de sí mismo, hacen de él un modelo imbatible.
Si los que le insultan fueran capaces de tomarse lo que hacen tan en serio, y con tanto amor, España sería sin duda una de las primeras potencias mundiales. Si los que le admiran se fijaran más en su esfuerzo que en sus coches o en su estilismo, también nos iría bastante mejor.
El Madrid tomó con el gol las riendas del partido, sintiéndose estable con el balón y encontrando su peligro, y el Barça perdió el rumbo y se olvidó de su inicial y brillante lección de fútbol. Otro magnífico partido de Cristiano en el Camp Nou, el Madrid le encontraba con facilidad. En los Clásicos en el Camp Nou, Ronaldo (12) ha marcado más goles que Messi (10).
La paciencia cambió de bando y el Madrid imponía su ritmo: el Barcelona no sabía instalarse en el campo contrario, eran lentas sus transiciones y sufría en defensa cuando el Madrid mostraba su mordiente. Notable madurez blanca. Al Barça desde el gol de Suárez se le apagó la luz en ataque y no volvió a disparar a puerta -ni bien ni mal- en toda la primera parte.
Sergi Roberto vio merecidamente la roja directa por una agresión infantil y estúpida a Marcelo. Hernández Hernández está considerado el mejor árbitro de Primera y estuvo acertado en su decisión. Tal vez tuvo que haber amonestado a Bale cinco minutos antes por una fea patada Iniesta sin opción de jugar al balón. Bronca monumental del público camino de los vestuarios, pero los problemas del Barça no eran el colegiado.
Tras el descanso, Semedo sustituyó a Coutinho y Marco Asensio a Cristiano. El Madrid mandaba con el balón y el Barça esperaba replegado para encontrar sus contras. Iniciativa blanca y el Barça con diez continuaba igual de mediocre pero como mínimo tenía una coartada.
Pero en un campo donde esté Messi todo es provisional y lo que falló Marco Asensio en la jugada previa lo remachó el argentino con un disparo muy ajustado. Suárez marcó inmediatamente después pero su gol fue anulado por fuera de juego de Rakitic. El Barça reaccionó y tomó el control del partido con una mezcla de épica y gracia que descolocó al Madrid. Los de Valverde interpretaban mejor su superioridad que los de Zidane su inferioridad. El Madrid sin Cristiano no encontraba su verticalidad y Messi tuvo el tercero pero Navas despejó su buen disparo con una parada todavía mejor.
Pero tal como todo es imprevisible con Messi en el campo, el Madrid es el Madrid y nunca se cansa de competir. Una precisa diagonal de Asensio la aprovechó Bale para rematar desde la frontal del área, sin control previo y con una hermosísima rosca, y batir a Ter Stegen por la escuadra. Otra vez los blancos recobraron el control del partido y se asentaron con autoridad y con peligro en el campo contrario. Hernández Hernández se comió un colosal penalti de Alba a Marcelo.
Messi a partir del minuto 80 decidió ir él solo a por el partido y sólo Navas podía pararle. Los que esperaban un partido descafeinado por estar la Liga decidida, asistieron a un grandísimo encuentro, tal vez uno de los Clásicos más competidos de toda la Historia. Pasión y fútbol, heroicidad y sufrimiento. El Barça-Madrid sigue siendo el gran espectáculo de nuestro tiempo.